Hasta ahora Lily Allen había sido una de mis cantantes favoritas con sus 3 primeros discos, y sobre todo los dos primeros, aquellos que contenían "Smile", "LDN", "The Fear", "22" O "Fuck you", entre otros muchos temazos. A finales del 2017 volvía con nuevo single, el primero de su cuarto disco, y me dejo muy frío. Ese comienzo con rapero al igual que pasaba en "Whats my name" de Rihanna era una jugada muy arriesgada, pero al menos la canción de Rihanna tenia su gracia. "Trigger bang" no me llegó a entusiasmar en ningún momento, pero confiaba en ella. A principios de marzo sacó dos temas más: la balada "Three", que aunque bonita, resultaba un tanto aburrida; y "Higher", que era un tema sin más. Ya me empece a preocupar porque ninguna de esas 3 canciones me llamaba mucho la atención. Entonces llegó el 8 de junio y la publicación de "No shame", su cuarto disco. Después de un mes de haberle pegado varias escuchas he de decir que no es un disco malo, pero no me gusta demasiado. Es bastante soso en general, aunque la producción se nota cuidada y las letras tienen su gracia. De hecho, es la segunda mitad del disco la que me gusta algo más. Pero es una pena, ya que no será un disco que recuerde en un futuro próximo, al igual que le ha pasado a todo el mundo, ya que ha pasado muy desapercibido, logrando solamente un top 8 en Reino Unido y bajando en picado, cuando sus discos anteriores habían logrado ser número uno. Os voy a dejar con "Lost my mind", un medio tiempo que no está nada mal y es de lo mejor del disco. No me ha quedado claro si ha llegado a ser el segundo single del disco o solamente una canción promocional, pero cuenta con videoclip, en el que vemos a Lily en una habitación de maneras bastantes curiosas... No creo que volvamos a ver a Lily por aquí hasta que saque nueva música, así que esperamos que sea más pronto que tarde.
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