Si sois asiduos al blog seguro que no os sorprenderá que os diga que me encantan las listas. Cada año hago mis tops anuales de canciones y películas con lo mejor del año, y al comienzo del blog hacia listas musicales semanales como si de Los 40 principales se tratara. ¿Porque os cuento esto? Porque al igual que con las películas, también tengo un top enorme con todas las series que he ido viendo en los últimos años (que son muchas), y hoy es una entrada especial, ya que os voy a hablar de una de las mejores series que he visto hasta ahora, y que se alza con la medalla de bronce, solo por detrás de dos joyitas de las que ya os hable en su día (A dos metros bajo tierra y Perdidos). Se trata de Homeland, una serie que el canal de cable americano Showtime estrenó en 2011, y que al principio no preste atención, ya que trataba un tema que no me llamaba demasiado. Política, conspiraciones, y soldados de guerra que vuelven a casa en los Estados Unidos. Todo muy patriótico y me daba pereza. Sin embargo, un buen amigo, que también me recomendó las magnificas "Years and years" y "The leftovers" (la cual estuve a punto de poner por encima de Homeland, pero la duración ha ayudado a esta última), me recomendó en su día que la viera. Menos mal que le hice caso, ya que es una serie trepidante, que no da respiro, que va cociendo todo poco a poco al detalle, sin prisa pero sin pausa.
Es probable que fuerais de esos que vieron las primeras temporadas, y cuando ocurrió cierta situación en la tercera temporada os bajarais del barco. Y amigos míos, no sabéis lo que os perdisteis después, ya que si las primeras temporadas os parecieron magnificas, para mi la cuarta quizás fue la mejor, sabiendo reinventarse como nunca, cambiando el escenario pero no su esencia. La quinta también mantuvo el tipo desarrollándose en Berlin. Tanto la sexta como la séptima, que compartieron arco argumental, quizás fueron más convencionales, pero no por ello malas. Y la última temporada, la octava, que se emitió a principios de año, volvió a subir el listón al volver a situarse en terrenos de oriente medio, donde mejor se desenvuelve.
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