Seguimos con la resaca eurovisiva y hoy lo hacemos por partida doble, ya que tampoco quiero opacar el blog con entradas infinitas sobre eurovisión, pero este año han sido varias las canciones que me han gustado y que he seguido escuchando tras el festival. La primeras de ellas se trata de "Shum", del grupo Go_A, o lo que es lo mismo, la canción de Ucrania. Una rara avis en su especie, ya que está cantada en el idioma de su país, el ucraniano, y no en inglés. A pesar de no entender ni papa fue la segunda canción más votada por los espectadores, solo por detrás de Italia. Sin embargo al jurado no le convenció tanto, y con las dos puntuaciones conjuntas quedó en un más que honroso quinto puesto. A mi me convenció a la primera, ya que mezcla el folclore de su país con la electrónica, en una canción pegadiza y bailable que engancha a la primera de cambio a pesar de no entender nada. Aunque es rara, la sigo escuchando a día de hoy y el subidón de su último minuto no tiene desperdicio.
La segunda canción del día de hoy es para Moldavia, un país del que ya me gustaron dos canciones en el pasado: "Hey mamma" de SunStroke Project en el 2017 y "My lucky day" de DoReDos en 2018. En esta ocasión la canción es más convencional, siendo un tema pop pegadizo y bailable, pero es cierto que olvidable con el tiempo, que es un poco lo que me ha pasado. De primeras me gustó, y aunque la sigo escuchando a día de hoy, ya no lo hago tanto como otras canciones de las que ya os he ido hablando por aquí. Sea como sea, "Sugar" de Natalia Gordienko tiene un ritmo y una base potente y contagiosa perfecta para estos días veraniegos que estamos viviendo. Además, la cantante no podía desprender más felicidad y ternura en el escenario el día de la actuación, así que solo por eso ya merecía aparecer aquí.
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